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Tuesday, June 02, 2009

México: La última oportunidad

Edgar Pavia

...de aquí al final

Primeramente me gustaría aclarar que por “última” me refiero a la más reciente, no al hecho de que ya no habrá más oportunidades. (No quiero que suceda lo que pasó con el libro aquel titulado “El fin de la filosofía” que la gente leía tratando de encontrar el objeto del buen filosofar, cuando lo que el autor quería decir es que la filosofía había ya fallecido.) Según me dicen la palabra que corresponde a “crisis” en japonés (kiki) también significa máquinas y herramientas, es decir los medios para resolverla. No estoy seguro de que esto sea cierto, pero de lo que sí estoy convencido es que la crisis que estamos viviendo en nuestro país, de la cual parece que no saldremos nunca, representa una gran oportunidad de resolver de una vez por todas todos nuestros problemas. Me inspiro en el ejemplo de mi padre quien, a principios de los sesentas, después de perder hasta la camisa en su intento por convertirse en agricultor, mientras esperaba a que lo atendieran en un banco local, se le ocurrió pedir un préstamo no sólo para cubrir sus deudas, sino también para comprar un automóvil y llevar a la familia de vacaciones. Esa crisis sí que fue una gran oportunidad para mí, de haber tenido mi padre una gran cosecha en ese entonces tal vez ahora fuera un rico ranchero heredero y no estaría feliz y pobremente escribiendo estas líneas. Pero veamos, después de la inseguridad, del reciente derrumbe del capitalismo (el socialismo se derrumbó a finales del siglo XX) y de la influenza A/H1N1, nuestro país parece un jubilado que ha reunido fuerzas para levantarse de la cama y salir a la calle sólo para enterarse que se le ha cancelado su pensión. ¿Qué hacemos? Propongo que echemos un vistazo a la historia del mundo porque nuestro país no es un débil jubilado que necesita su pensión, sino más bien un muchacho fuerte y vigoroso que necesita del ejemplo y consejo de los viejos. Empecemos examinado lo de la inseguridad, es cierto que policías, jueces estrictos y honestos, cárceles (en fin: toda la operación Mani pulite) jugaron un papel preponderante en la contención de la camorra italiana (digo contención porque no se puede eliminar a la camorra ni a la mafia, como no se puede eliminar al mal, ni la parte inferior de una escalera: siempre hay un primer escalón... Y pasó lo mismo en toda Europa, por ejemplo la que podría llamarse “Escuela de París” que parece estar más viva que nunca y presuntamente acaba de dar otro golpe espectacular robando millones de euros en joyas de una exclusiva tienda de la Place Vendome; sin embargo los parisinos caminan tranquilamente por su bella y visitada ciudad)... El golpe más duro a la camorra se lo dio (y se lo sigue dando) el crecimiento económico de Italia y ¿cómo se dio este crecimiento? con el fortalecimiento del mercado interno (cuando el Sur pobre empezó a demandar productos del rico Norte) y ¿cómo se fortaleció el sur de Italia –de Nápoles a Sicilia–? con infraestructura social (salud, educación, comunicaciones). Lo mismo pasó más recientemente en Portugal y el sur de España, me refiero al mercado interno, si bien en este caso ahora el mercado interno es el de Europa (en Algarve y Andalucía uno encuentra por todos lados maquinaria francesa o italiana y autos BMW transitando por carreteras hechas no por Portugal o España sino por la Unión Europea). Ya sé que ésta parece ser otra historia, pero no, ¡esa es la historia! Veamos –otra vez– cuando los Países Bajos se sienten avasallados (y con razón) por el imperio español en los siglos XVII o XVIII ¿qué hacen los holandeses? ¡Fundan universidades! Más recientemente la Gran Bretaña, después de la segunda guerra mundial, a pesar de estar destruida (o precisamente por eso mismo) instaura el servicio médico universal gratuito... por cierto por esas fechas (± algunos años) una delegación de astrónomos mexicanos visita Japón –según cuenta mi admirado doctor Jesús Kumate–, los japoneses expresan su deseo de que algún día Japón llegue a ser un país como México, que envía a un grupo de científicos al otro lado del mundo a ver las estrellas, y toman a Gabino Barreda como ejemplo para su modelo educativo... Esa sí es otra historia y ¡qué historia! Entonces combatamos al crimen organizado y la inseguridad también con las armas más poderosas: Salud, Educación, Comunicación (comunicación se refiere a caminos y carreteras, telefonía, prensa, radio, TV e Internet). Continuemos con la crisis económica. Veamos –otra vez–, todos se equivocan, todos están mal, nadie previó la bonanza de principios de siglo ni la crisis actual (el fin de la bonanza y el inicio de la crisis mundial coinciden con el segundo exacto de la extinción del fuego olímpico en Beijing 2008). Esto significa que hay que hacer justamente lo opuesto de lo que recomiendan los expertos, por ejemplo: el salario mínimo debe ser el máximo posible (ya sé que me van a decir que esto es inflacionario y que aleja a la inversión externa, pero los obreros siguen con salarios de hambre y los precios suben y suben, además la inversión de fuera viene cuando quiere y cuando no quiere no... por otro lado cómo se explican que la Toyota tenga una planta en Francia, cerca de Grenoble, dónde el que menos gana mucho más de mil euros al mes). Además el máximo posible no significa millones de pesos al día, eso es imposible. Pero pongo por ejemplo el caso de los albañiles suecos que primero tienen un salario decente y luego van y se compran un Volvo, con lo que están felices los albañiles y los dueños de la Volvo. (Aquí, si acaso, los albañiles sólo pueden manejar un auto “chocolate”, con lo que los únicos felices son los que le venden al albañil la calcomanía y los que lo extorsionan para permitirle seguir circulando. Es decir: el albañil no paga los derechos de importación, registro y placas –que entrarían a las arcas del estado– pero sí a una runfla de ladrones que no tendrían por qué beneficiarse de un acto ilegal). Veamos ¿Qué ha funcionado en estos casos más o menos bien? ¡El pragmatismo económico! Cuando Deng Xiaoping dijo: “No importa si la gata es blanca o parda” nunca imaginó que con esto empezaría a sacar a millones de chinos de la miseria y –cosa curiosa– varios años antes un muchachito (comparado con el viejillo de Xiaoping), Felipe González decía más o menos la misma cosa: “No importa si la política [económica] es de izquierda o de derecha, sino que funcione para España” y vean lo que hoy es ese país. Si la eficiencia es agua y jabón, el pragmatismo económico es cloro para los nocivos microbios de la impunidad y la corrupción. Aquí señores (y señoras) políticos de todos los partidos piensen y... ¡Cúbranse de gloria! ¡Sean grandes! No se sigan empequeñeciendo y desprestigiando con sus luchitas por el poder y sus intereses de grupo, partido o patrimonialistas, recuerden lo que bien decía Doña Borola Tacuche de Burrón: “Eso es ser chaparro de espíritu”. ¡Dejen de ser corruptos, ladrones e ineficientes, ya no por México –pueblo noble que todo lo aguanta– sino por ustedes mismos y por sus hijos! Finalmente, no olvidemos, el virus A/H1N1. Yo creo que fueron exageradas las medidas que se tomaron ante el brote de la influenza, pero eso ya no importa ahora. Hubiera importado si alguien se los hubiera hecho entender a las autoridades federales a finales del pasado mes de abril. ¿Ahora qué? pues hay que seguir limpiando las escuelas (especialmente los baños) y para eso todas deben tener siempre agua (por tubería) y jabón... y no debemos de limitarnos a las escuelas. También es una buena costumbre personal cubrirse la boca al estornudar, no escupir en la calle y lavarse las manos varias veces al día –incluso de vez en cuando desinfectarlas con un poco de alcohol–, pero no tanto como dicen en la radio y la televisión. Recuerden: las manos resecas y agrietadas son también muy malas para la salud. Como lo es gastar miles de millones de pesos en la influenza y dejar de recaudar otros miles de millones más debido a lo mismo. Recuerden, por favor, señores: morir de hambre o por pobreza también es un problema de salud pública. No salude de beso y abrazo a cualquiera, pero sí abrace y bese a sus hijos y a su pareja (¡faltaba más!). Y así como hay que seguir manteniendo los hábitos de higiene, hay que seguir prohibiendo toda actividad no esencial del gobierno federal –esto último sí fue una medida genial–, pero también de los gobiernos estatales, municipales y ¡por Dios! en general. Como decía a propósito de la contingencia sanitaria un anuncio en la pizarra de la jefatura del departamento donde trabajo: “Se suspenden todas las actividades innecesarias, de aquí al final”.

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