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Friday, January 28, 2011

De Incertidumbres y Exclusiones

Carlo y Ale


Dios no juega a los dados
Albert Einstein



Parafraseando a Ernesto Sábato, quien cumplirá 100 años el próximo 24 de junio y hay que empezar a celebrarlo, yo he dicho que Aristóteles retrasó durante siglos el avance de la ciencia.  La lógica aristotélica precedió al método científico hasta que a Galileo se le ocurrió demostrar experimentalmente que algunas conclusiones silogísticas eran erróneas (ya Arquímedes había hecho experimentos, pero en su tiempo el peso del pensamiento aristotélico era aún muy grande)... ¡Ah! y sin embargo Aristóteles fue un genio, pues sólo un genio puede retrasar la ciencia mil años.

En este escrito pretendo ponerme a mano con Ari (si me lo permiten); pero no con todos sus seguidores.  Déjenme explicar: en primer lugar el modelo aristotélico que explica el Universo a partir de componentes (aire, fuego, tierra y agua) y fuerzas (levedad y gravedad) es el mismo que utilizamos hoy (con otros nombres, por supuesto).  Y su idea de que la materia se podía dividir infinitamente en partes cada vez más pequeñas, idea que fracasó ante la de Demócrito (quien propuso el modelo atómico—átomo: sin partes), me parece que no está tan mal; teniendo en cuenta el descubrimiento de las partículas elementales, es decir: los quarks, de los cuales hay de “sabores”: arriba, abajo, encantado, extraño, cima y fondo; y de “colores”: rojo, azul y verde (en realidad son tan pequeños que ni saben a nada ni los podemos ver).  Los quarks forman los hadrones; es decir: protones y electrones que a su vez hacen el núcleo atómico, etc.

Antes de continuar necesito hacer una aclaración: yo estoy hablando de todo esto como si supiera, pero en realidad no se nada.  Soy más bien como esos comentaristas de box que parecen saber mucho de boxeo, pero que no son capaces de boxear ni con una ancianita invidente y con las manos atadas.

Lo más importante del pensamiento helénico clásico es la propuesta básica:

El ser es,
el no-ser no es.

Y de la cual, según yo, no se le ha dado el mérito que le corresponde a Aristóteles (junto con Sócrates y Platón, claro).  Simplemente un resultado de lo anterior es el sistema binario, en el cual, entre otras muchas cosas, se basan las computadoras electrónicas como la que yo uso ahora para escribir este artículo y como la que usted usa en este momento para leerlo.  Por ejemplo en China e India, es decir: en culturas diferentes a la griega (que definió el pensamiento occidental) no existía esta propuesta.  Es decir: el ser era, pero el no-ser podía ser, no-ser, ambas cosas, o ninguna, u otra cosa.  Esto ahora nos parece absurdo, pero en realidad no lo es del todo.  Por ejemplo usted lee (ser) y yo escribo (no-ser), pero en realidad yo escribo y leo (no-ser y ser) y usted sólo lee (ser); o como las mujeres que son XX (ser y ser) y los hombres que no somos YY (no-ser y no-ser), sino XY (ser y no-ser).  (En la época sicodélica sí había “chicos yé yé”, pero esa es otra historia.)  O como los veredictos del sistema judicial norteamericano que encuentran al acusado culpable (ser) o no culpable (no-ser o ser); porque no culpable significa que no se pudo demostrar su culpabilidad, no que el acusado haya sido encontrado inocente (no-ser).  Por eso digo que los estudiantes que no aceptamos en nuestros posgrados en CICESE no son “rechazados”; podríamos alguna vez rechazar (ser+) a alguien, por ejemplo a Bin Laden, al “sheriff”Arpaio, a Niurka—a pesar de su belleza—o al Guille Franco, en vez de aceptarlos (no-ser), pero en general los estudiantes no son rechazados (ser+), simplemente no son aceptados (ser-).

Otro contra-ejemplo más de la propuesta básica y volvemos con la reivindicación de Aristóteles.

Lo contrario del amor (ser+) es la indiferencia (no-ser), pero contrario a la indiferencia (no-ser) está también el odio (ser-), lo que significa que odio (ser-) y amor (ser+) están juntos, como el cero y los 360 grados de una circunferencia, donde la indiferencia (no-ser) estaría en los 180 grados.  Lo que explica porque un (o una) amante a veces quiere darle a su pareja un beso, o una bofetada, o ambas cosas.  Paradójicamente estos contra-ejemplos no debilitan la propuesta básica, la hacen más fuerte, pues significa que no es trivial llegar a ella y que, a pesar de ser tan poderosa, es sólo una suposición.  Por ejemplo, supongamos que el uno es uno y el cero es cero, pero sólo “despuesito” del Bigbang.

Ahora, todos conocemos el principio de incertidumbre de Heisenberg, que establece que no podemos saber la posición y la velocidad de una partícula con precisión arbitraria (por ejemplo: entre más precisamente conocemos su posición, menos preciso será el conocimiento de su velocidad).  Pero no todos conocemos el principio de exclusión de Pauli, que establece que dos electrones no pueden tener los mismos números cuánticos (no entiendo muy bien este principio, pero Stephen Hawkin, en su libro “Una breve historia del tiempo”, dice que sin este principio el Universo no existiría.  Lo cual estamos de acuerdo que es muy importante, no por Arpaio, Niurka o el Guille Franco, pero que tal por nuestros heroicos paisanos, Larissa Riquelme, el Chicharito Hernández, y por supuesto usted, amigo lector, y yo).  ¿Pero qué tiene que ver Pauli con Aristóteles?  Wolfgang Ernst Pauli fue un físico teórico austriaco.  No concebía sus ideas por medio de silogismos, pero era un teórico por antonomasia, dicen que su sola presencia en un laboratorio hacía que los experimentos fracasaran... como la magnificente sombra de Aristóteles que siglos después de su tiempo sigue oscureciendo la mente de quienes creen saberlo todo y no se atreven a preguntar: ¿vamos a ver qué pasa?..  Aristóteles sigue siendo un genio, por supuesto, pero los de mente oscurecida por su sombra no pueden echarle la culpa de su ignorancia.

(Dedicado a la memoria de Pedro Ripa y Antonio Badan, a quienes estoy seguro les hubiera gustado este artículo.)